domingo, 3 de enero de 2016

Jueves 19 de noviembre. Diario de clase. Jaume Martínez Bonafé

¡Hola de nuevo, lectores!

Hoy ha asistido a clase Jaume Martínez Bonafé, quien fue profesor del departamento de Didáctica en la Universidad de Valencia. Lo recordamos de entradas anteriores por ser el creador de materiales didácticos alternativos.

Jaume Bonafé en el Fórum Mundial de Educación (Brasil, 2014)
Para Bonafé, los pedagogos debemos tener una cualidad especial: debemos 'saber leer'. No en el sentido de percibir y comprender la escritura, sino en el sentido de comprender lo que sucede, lo que está más allá, lo que no transmiten las palabras.

Un claro ejemplo sobre esta capacidad de lectura lo encontramos en la disposición del aula. Cualquier persona puede ver un aula normal y corriente, pero su mera disposición no es casualidad. De hecho, a lo largo del tiempo, esta disposición se ha ido repitiendo: una tarima donde se coloca el profesor para dar la clase y las mesas encaradas hacia esta. La tarima del profesor, se lee, como un sinónimo de verdad absoluta, de sabiduría infinita y no cuestionable. El profesor está por encima de los alumnos, también en conocimientos. Las mesas, encarada a ésta, están para tomar nota de las verdades absolutas que el profesor va transmitiendo a los alumnos. El aula es una teoría de cómo se enseña y cómo se aprende.

Lo mismo sucede con el libro de texto. Cuando lo abrimos, el libro de texto nos está transmitiendo muchas cosas. Debemos 'saber leer' qué nos transmite el libro de texto, qué contenidos incluye, cuáles deja fuera, qué secuencias didácticas nos marca para el desarrollo de las clases en el aula. El libro de texto nos dice que el profesor no es necesario que piense ni que organice nada. Ya lo hace él por el profesor. Sólo lo que aparece en el libro de texto es importante.

Otro de los puntos que se destacan son las empresas que están detrás de los libros de texto. Si hacemos una pequeña búsqueda sobre la titularidad de las empresas que publican los libros de texto descubrimos que pertenecen a los grandes grumos de comunicación españoles (el grupo PRISA) y a muchas organizaciones religiosas, como la editorial SM, el grupo EDEBE, etc. En la práctica totalidad de los ejemplos podemos discutir si tratan el libro como una mercancía por la cual cobran una gran suma de dinero. Además, el libro de texto de este año suele no servir para el año siguiente. Muchos profesores exigen que los alumnos lleven la última publicación de esa concreta editorial (dejaremos a la imaginación de los lectores las razones de ésta decisión cuando las actúa
). Además, en pocas ocasiones se guardan los libros de texto. Generalmente se desechan cuando el alumno ha aprobado la materia, porque "eso ya lo ha dado y ya no lo va a volver a dar", ya "ha superado la asignatura".

Además, el libro de texto es un artefacto de seguridad para el control de la tarea que hacen sus hijos en el colegio. Los padres pueden controlar inmediatamente, con tan sólo abrir la lección, qué han dado sus hijos, qué van a dar mañana y qué les queda por dar.

La diferencia más grande entre los libros de texto de estas grandes editoriales y los materiales que haya creado Bonafé es que en los de Jaume no se marca una secuencia didáctica irrompible. Al alumnado se le dota de información y fuentes variadas de conocimiento y al profesorado se le sugiere una serie de actividades para desarrollar en el aula. Precisamente se hizo hincapié en la importancia de cambiar la secuencia didáctica que se desarrolla en clase, más que en los materiales. Un profesor puede no utilizar los libros de texto y puede realizar él su propio material para dar la asignatura, pero seguir teniendo una secuencia didáctica completamente tradicional, donde se explica la lección, se realizan unas actividades y, al final, se realiza un examen para evaluar los conocimientos adquiridos por los alumnos.

Célestin Freinet
Es cierto que los materiales pueden cambiar y orientar la secuencia de aula, pero, sin lugar a dudas, es el docente quien tiene la última palabra sobre esta (se pueden utilizar los libros de texto como materiales de consulta complementario, por ejemplo).

Se habló también de la importancia del feedback en el aula. Dar espacio a que los alumnos se expresen y debatan, hagan sugerencias respecto al trabajo de aula o los materiales es fundamental para el buen desarrollo del aprendizaje. A raíz de esto salió a relucir la figura de Célestin Freinet, firme defensor del debate, la colaboración y el feedback en el aula.

En resumidas cuentas, lo que se hace en el aula depende en gran medida del sentido que se le da hoy en día a la educación. Si la razón por la que se asiste al colegio está distorsionada y dista de los ideales clásicos que ha marcado históricamente la enseñanza, es muy seguro que la secuencia y los materiales del aula estés prefijados y distorsionados también.

'Un saludo, lectores!


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